Recuerdo nacer por un tobogán

Nosotros como seres humanos, tenemos infinidad de capacidades cognitivas, entre ellas la de la memoria. El poder recordar. La capacidad de memoria de nuestro cerebro es algo cambiante y en movimiento. No es algo que funcione como un mecanismo o una máquina. Hay cosas que podemos recordar con facilidad y hay otras, que, con el tiempo, se desdibujan.

Mi abuelo nació el 18 de diciembre de 1922 en Kolozsvár, Rumania, siendo judío y comunista. Sobrevivió al holocausto y emigró hacia Buenos Aires, Argentina. Su biografía es algo que ha estado tan presente durante mi vida, que he llegado a generar imágenes mentales de sus crónicas como si fueran mis propios recuerdos.

La producción de estas imágenes ficticias de recuerdos que no he vivido es lo que da pie a este trabajo. Darle importancia a toda aquella memoria que no forma parte de mi historia, pero que vive en mis recuerdos como si fueran verdaderos.

La intención es acotar esa conexión vinculando mis recuerdos con su historia, encontrado esos trozos de memoria que forman parte de mi identidad, pero no de la realidad; recuerdos falsos, imágenes de memoria ficticia que cuentan parte de la crónica. 

Materializar los recuerdos a través de la pintura y crear el medio adecuado para que esas imágenes que eran mentales pasen a formar parte de la memoria familiar. 

Este ha sido un trabajo evolutivo, iniciándose en la investigación del archivo familiar, para así, poder explicar la historia de mis antepasados, con el fin de encontrar la manera de usar toda esa información para crear nuevo contenido. Resultando como materialización de memoria pequeñas obras pictóricas. 

Uno de mis objetivos al inicio del proyecto, analizar y conocer la historia familiar, de mi abuelo, en este caso, me ha permitido construir parte de mi propia crónica, reflejada no solo en el proceso de trabajo del proyecto, sino en las piezas resultantes. 

Así, las piezas artísticas son imágenes de memoria no real creadas desde la evolución del archivo familiar y como puente entre la historia familiar y mi biografía.

En el 1992, cuando mi abuelo tenía 70 años, su hermana Magda fue diagnosticada con alzhéimer. Por esa razón he realizado 70 piezas. Referenciando el momento exacto donde la identidad de Magda y, por lo tanto, de mi propia historia, empezó a desdibujarse debido la perdida de memoria, un estado en que vivió y condicionó sus últimos 18 años de vida y toda su obra artística. 

Son piezas de tamaño pequeño, que recuerdan a los formatos en los que se imprimen las fotografías de archivo familiar. Piezas que plasman recuerdos falsos de mis propias vivencias (o no vivencias), mis imágenes mentales de relatos de historia familiar y momentos que lo que es real y lo imaginario se juntan. 

Imágenes pintadas que no solo muestran unos recuerdos que no he vivido, sino que forman parte de un conjunto de memoria que proviene de mis pensamientos e imaginación, pero que necesitan ser plasmados y mostrados para que sean conocidos y reconocidos, y así, se introduzcan en la memoria del archivo familiar. 

Un proyecto de vida, que me permite seguir generando piezas artísticas de memoria hasta que deje de tenerla. Un viaje al pasado y al futuro, parte del cual, fue expuesto en el edificio Bosc de EINA, los primeros días de julio (2021). Y dónde acabó de cobrar sentido todo el proceso seguido durante el proyecto, generando el espacio y el medio adecuado para exponer las obras y conseguir crear memoria colectiva. 

Este ha sido un proyecto que me ha permitido ver mi historia muchos años antes que yo existiera, analizar y conocer todas esas experiencias, no solo me han inspirado, sino que me han hecho conocerme un poco más. 

Las pinturas me han abierto todo un camino conceptual y pictórico como artista aficionada, permitiéndome salir de lo que ya conocía, pintando a través de muestras fotografías, para hacerlo con muestras de imágenes mentales, todo un reto, siendo estas muy poco nítidas y muy cambiantes. 

Este proyecto me ha dado la posibilidad de ser el mismo trabajo el que me llevase a donde he llegado, mediante pequeñas decisiones se ha ido construyendo un gran camino que me ha hecho llegar a un proyecto de vida, algo que me permite construir una historia paralela a la realidad verdadera, pero que inevitablemente forma parte de mi realidad diaria. 

Dar peso a aquello que pensamos, recordamos y creemos haber vivido es algo que forma nuestra identidad y es importante conocer y aprender de ello. 

Así́, que lo que, supuestamente, empezó con la intención de ser un homenaje familiar, ha terminado siendo un proceso de conocimiento personal a través de la memoria familiar.